En un intento por consolidar la defensa del país, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela ha comenzado un programa de entrenamiento militar en varias comunidades del país. El objetivo es preparar a los ciudadanos para una posible agresión extranjera, especialmente de Estados Unidos, en medio de crecientes tensiones entre ambos países.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, enfatizó la importancia de estas instrucciones, destacando que representan un hito en la ampliación de la doctrina defensiva nacional. Durante estos ejercicios, que se llevan a cabo en estados como Miranda, Barinas, y Bolívar, los civiles reciben formación en el uso de armas y tácticas defensivas.
El presidente Nicolás Maduro ha reiterado su desconfianza hacia las intenciones de Estados Unidos, que recientemente ha desplegado buques de guerra en el mar Caribe bajo el pretexto de combatir el narcotráfico. Sin embargo, Maduro sostiene que estos actos constituyen una amenaza militar con el objetivo de promover un cambio de régimen en Venezuela.
Además de estos entrenamientos, Venezuela ha llevado a cabo tres días de ejercicios militares en la isla La Orchila, donde se mostraron las capacidades de su armamento en una demostración que incluyó lanzamientos de misiles y la participación de 2.500 efectivos.
El evento también subrayó la preparación de la población civil para movilizarse en defensa de la patria, con llamados a unirse, independientemente de las ideologías políticas, en un esfuerzo colectivo por proteger la soberanía nacional. Entre los participantes está Luzbi Monterola, quien expresó su disposición para defender su patria sin temor.
Mientras tanto, la exhibición de poder militar estadounidense en redes sociales, incluyendo tropas y aeronaves en el Caribe, contribuye a la escalada de esta confrontación. Según expertos, el aumento de la actividad militar en Venezuela tiene un componente propagandístico, con maniobras vistas más como un mensaje político para mostrar fuerza y resistencia. Sin embargo, los analistas destacan la incongruencia entre estos despliegues y las necesidades estratégicas reales de defensa del país.
Estos acontecimientos reflejan el continuo deterioro de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, teñidas por acusaciones de intervencionismo y intentos de desestabilización política. A medida que ambos países continúan exhibiendo poderío militar, la comunidad internacional observa con preocupación el aumento de las tensiones en la región.