Kilmar Ábrego García, un padre salvadoreño de 29 años con tres hijos con discapacidades, ha estado en el centro de un conflicto migratorio en Estados Unidos. Ingresó al país de manera irregular alrededor de 2011, escapando de la violencia de pandillas en su natal El Salvador, donde enfrentaba amenazas directas a su vida y la de su familia. En 2019, un tribunal de inmigración determinó que Ábrego García no podía ser deportado debido a los peligros que enfrentaría en su país de origen.
A pesar de esta decisión judicial, el 15 de marzo, la administración de Donald Trump procedió a deportarlo a El Salvador. Su caso se convirtió en emblemático de las tensiones políticas en torno a las deportaciones en Estados Unidos. Recientemente, Ábrego García fue traído de regreso a EE.UU. para enfrentar cargos penales.
Los documentos judiciales indican que había sido detenido en 2018 en Maryland, donde la policía sospechó de su afiliación a una pandilla tras ser visto con una gorra de los Chicago Bulls y una sudadera con capucha. Sin embargo, su abogado y familia han negado cualquier relación con la MS-13, destacando que sus intentos por obtener más información durante el proceso de inmigración no resultaron en explicaciones satisfactorias.
Ábrego García había solicitado asilo, una petición que le fue denegada. Sin embargo, se le concedió protección contra la deportación debido a un “miedo bien fundado” a ser perseguido por pandillas en El Salvador. Después de ser liberado, fue arrestado de nuevo el 12 de marzo por agentes de ICE mientras se encontraba con uno de sus hijos en Baltimore. Un agente de ICE contactó a su esposa, advirtiéndole que tenía solo 10 minutos para recoger a su hijo o de lo contrario se iniciarían procedimientos de protección infantil.
El caso de Kilmar Ábrego García resuena con la situación de muchos inmigrantes que enfrentan amenazas de violencia en sus países de origen, y refleja las tensiones en torno a las políticas de inmigración en Estados Unidos. Su historia es un recordatorio de la lucha por la protección de los derechos humanos en medio de un contexto político complicado.
Es crucial seguir abordando temas de justicia y protección en contextos migratorios, asegurando que las voces de aquellos en situaciones vulnerables sean escuchadas y consideradas.