J.J. Spaun tuvo un desempeño notable en el Abierto de Estados Unidos, jugado en Oakmont, al firmar una tarjeta de 66 golpes, cuatro bajo par, lo que le permite liderar el torneo con una ventaja de un golpe. El californiano mostró una sorprendente estabilidad en un campo conocido por su dificultad, concluyendo la ronda sin bogeys.
Durante esta primera jornada, se registraron momentos destacados, como el albatros de Patrick Reed, que se convirtió en apenas el cuarto en la historia del Abierto de Estados Unidos desde que se comenzaron a llevar registros en 1983, al embocar desde 286 yardas en el hoyo 4. Sin embargo, su ronda se complicó con un triple bogey. Shane Lowry también dejó su huella al realizar el primer eagle del día en el hoyo 3, pero terminó con una tarjeta de 79.
Scottie Scheffler, por su parte, experimentó una ronda inusualmente difícil, anotando cinco bogeys, lo que lo llevó a un total de 73, su peor actuación en este torneo. A pesar de las complicaciones que enfrentaron otros jugadores, Spaun mantuvo la calma y realizó cinco putts para par que varían entre siete y 16 pies, además de cuatro birdies. “No tenía expectativas, así que lo aceptaré”, comentó el golfista sobre su logro.
Oakmont, famoso por su exigente recorrido, tuvo un promedio de puntajes de aproximadamente 74.6, aun con un campo relativamente blando debido a las recientes lluvias. Jugadores como Rory McIlroy y Bryson DeChambeau también encontraron el día desafiante. McIlroy redujo su actuación a un 74 tras una complicada serie de golpes en el cuarto hoyo, mientras que DeChambeau se enfrentó a la brutal prueba del golf en su 73.
En el ámbito latinoamericano, los mejores posicionados fueron el argentino Emiliano Grillo y el mexicano Carlos Ortiz, quienes terminaron la jornada con un golpe sobre par, ocupando el vigésimo lugar.
Este inicio del torneo sugiere que puede ser un fin de semana emocionante en el golf, lleno de sorpresas y resultados inesperados. La actuación de Spaun, especialmente, resalta el potencial de nuevos talentos en el evento, donde la presión de Oakmont puede llevar incluso a los jugadores más experimentados a desafíos inesperados.