Sevilla enfrentó una amarga derrota ante el Villarreal en un partido que dejó en evidencia algunas de las decisiones más arriesgadas del entrenador argentino Matías Almeyda. El Sevilla llegó al encuentro en su propio estadio con una alineación atípica, presentando ocho cambios respecto al último partido, lo que generó una sensación de incertidumbre desde el principio.
El primer tiempo no fue favorable para el Sevilla. La falta de cohesión y entendimiento en el once inicial permitió al Villarreal aprovechar desajustes defensivos, resultando en un gol temprano de Oluwaseyi. A pesar de los esfuerzos individuales, como los de Adnan Januzaj, el equipo local no logró encontrar la fluidez en el juego que había mostrado en partidos anteriores. Las conexiones en el medio campo fueron escasas y los errores se acumularon.
La situación no mejoró significativamente tras el descanso. El Sevilla logró igualar el marcador brevemente con un gol de Sow, pero las oportunidades de consolidarse en el partido se vieron obstaculizadas por errores y decisiones tácticas cuestionables. La lesión de Nianzou, sumada a los cambios ya realizados, dejó al Sevilla con un jugador menos en una etapa crucial del encuentro.
El Villarreal aprovechó esta debilidad, marcando el gol de la victoria en los minutos finales gracias a una jugada bien orquestada por Mikautadze y definida por Solomon. Esta derrota refleja un cúmulo de decisiones desafortunadas que Almeyda deberá reevaluar para evitar futuros traspiés en la liga.
A pesar de las dificultades, existe un potencial sin explotar en este equipo del Sevilla que, con ajustes y aprendizaje, podría revertir su fortuna en los próximos partidos. La afición espera con ansias ver reflejado este potencial en resultados positivos en el campo.