En 2025, “El beso de la mujer araña” regresa a la pantalla grande, trayendo consigo un peso histórico que no puede pasarse por alto. Dirigida por Bill Condon y protagonizada por Jennifer López, esta película adapta el célebre musical de Kander y Ebb de 1992, basado en la novela homónima de Manuel Puig de 1976. La trama se desarrolla en una prisión argentina en 1981, durante la oscura dictadura militar, un tiempo marcado por la represión, la censura y la desaparición forzada de miles de personas.
La historia sigue a Luis Molina, un peluquero gay encarcelado, quien es testigo de la brutalidad del régimen y de una sociedad que discrimina su orientación sexual. En su encierro, Molina se sumerge en la fantasía de películas protagonizadas por Aurora, la mujer araña que, con su beso, perpetra la muerte. Esta narrativa ilustra cómo la imaginación puede ser un refugio y un acto de resistencia frente a la violencia. Su relación con Valentín Arregui, un joven militante marxista, se convierte en un vínculo inesperado, reflejando los dilemas y alianzas que surgen en una sociedad fragmentada por el miedo.
La película no solo captura la tensión política de la época, sino también las luchas íntimas que se desarrollan entre los barrotes: el deseo de amor y compañía, la búsqueda de identidad y la anhelada libertad de imaginar otros mundos. Jennifer López encarna el papel de Aurora y ejerce además como productora ejecutiva. Diego Luna y Tonatiuh Elizarraraz interpretan a Valentín y Molina, llevándonos a través de complejidades ideológicas y emocionales que van más allá de las paredes carcelarias.
Rodada en Nueva Jersey en 2024, con un equipo internacional y un elenco que incluye a Bruno Bichir, Tony Dovolani y Josefina Scaglione, la película amalgama drama y musical, logrando un delicado equilibrio entre la estética de la fantasía y la cruda realidad histórica. Con un presupuesto de 30 millones de dólares, “El beso de la mujer araña” no solo busca revivir la novela y el musical, sino que se erige como un testimonio de cómo la creatividad y el amor pueden perdurar incluso en los contextos más adversos, además de servir como un poderoso recordatorio de la importancia de la memoria cultural para resistir el olvido.