Edna Imade, una futbolista emblemática de la Real Sociedad, ha sido convocada por primera vez para representar a la selección española que, bajo la dirección de Sonia Bermúdez, se enfrentará a Alemania en la ida de la final de la Nations League. La historia de Imade es un relato inspirador de superación y resiliencia, que comenzó en el contexto del exilio. Su madre, embarazada de ella y de su gemelo Paul, tuvo que escapar de una Nigeria devastada por la guerra. El viaje en patera hacia España fue un desafío lleno de temor e incertidumbre.
Edna y su hermano nacieron en Marruecos, y a los tres meses de vida llegaron a España en un momento decisivo que cambiaría su destino. Tras una temporada en Algeciras, la familia se estableció en Carmona, donde Edna descubrió su pasión por el fútbol, convirtiendo el patio de su colegio en su primer campo de juego. Su trayectoria ha sido marcada por la dureza de su infancia, pero también por la determinación de su madre de ofrecerle una vida mejor.
Fernando Sanroman, un entrenador que había seguido el desarrollo de Edna desde sus inicios, recuerda con emoción su dedicación al deporte y la gratitud que siempre mostró por las enseñanzas recibidas. “Es como un cuento de hadas”, expresa Sanroman, reflejando la admiración que sienten en su comunidad por los logros de Imade. A lo largo de los años, Edna ha mantenido su humildad, a pesar de haber alcanzado la élite del fútbol, siendo un modelo a seguir tanto en el campo como fuera de él.
La historia de Imade evidencia que nadie alcanza el éxito sin esfuerzo. Compañeros de su infancia, como Jesús Rodríguez, enfatizan el arduo trabajo y la disciplina que siempre han caracterizado a la futbolista. Ella ha sido capaz de enfrentarse a los obstáculos, convirtiéndose en una goleadora destacada que ahora compite al más alto nivel.
Imade también se ha mantenido fiel a sus raíces. Aunque clubes como el Atlético de Madrid y el Barcelona la ignoraron en sus primeros años, nunca perdió de vista sus sueños. Su progreso ha sido evidente, desde ser una defensa central destacada hasta convertirse en una jugadora clave en la delantera.
Con su convocatoria a la selección, Edna Imade no solo representa a su comunidad, sino que también simboliza la perseverancia y el poder de los sueños cumplidos. Su viaje continúa, y la esperanza de un futuro brillante se refleja no solo en su historia personal, sino en el impacto que tiene en quienes la rodean. Su dedicación al deporte y a su familia sigue inspirando a muchos en un camino que, aunque desafiante, está lleno de posibilidades.
