El Palau Blaugrana vivió una de las jornadas más intensas de la temporada, al registrar una asistencia de 7,294 espectadores durante el enfrentamiento entre el FC Barcelona y el Real Madrid. Este gran número de asistentes refleja la significativa importancia del partido, especialmente dado el histórico rival que es el Madrid. Sin embargo, el desenlace del choque fue desgarrador para los aficionados, quienes vieron a su equipo caer 92-101, lo que provocó una reacción masiva en las gradas.
Al finalizar el partido, la afición, que había mostrado su apoyo incondicional durante todo el encuentro, estalló en protestas, dirigiendo sus quejas hacia el palco donde se encontraba el presidente Joan Laporta. A pesar de haber recibido un cálido recibimiento durante la inauguración de Camp Nou esa misma mañana, Laporta se mostró sorprendido al preguntar “¿Qué pasa?” con un gesto de resignación, un momento que fue capturado por las cámaras de Movistar.
Las protestas incluyeron gritos de “Cubells, dimisión”, eludiendo la responsabilidad sobre los resultados negativos del equipo, que ha sufrido una racha preocupante con un 0 de 9 en los Clásicos contra el Madrid. Esta frustración de los aficionados se ve exacerbada por el rendimiento irregular del equipo en los últimos encuentros, puntuando las anotaciones de los rivales en el sector defensivo como motivo de preocupaciones crecientes entre los seguidores.
Sin embargo, hay un rayo de esperanza para los azulgranas, ya que tendrán la oportunidad de redimirse en su próximo partido de liga contra el Bàsquet Girona, previsto para este domingo en Fontajau. Este encuentro será una prueba crucial para el equipo y un momento determinante para recuperar la confianza de su afición.