Atilano Agüería, un exfutbolista asturiano de 71 años, se ha convertido en un símbolo para los aficionados del Oviedo, no solo por su conexión con el fútbol de su juventud, sino también por una hazaña que marcó la historia del deporte en su región. Nacido en Muncó, Siero, Atilano pasó más de 40 años trabajando para el ayuntamiento de Pola de Siero y ahora disfruta de su jubilación. Sin embargo, su legado en el fútbol sigue vivo en la memoria de una generación de aficionados.
El 17 de junio de 1979, Atilano, entonces jugador del Langreo, escribió un capítulo memorable en la historia del fútbol asturiano. En un partido decisivo de la Segunda División B, el Langreo se enfrentó al Mirandés, que necesitaba al menos un empate para ascender por primera vez a la Segunda División. El Oviedo, por su parte, debía ganar su propio partido y esperar que el Langreo hiciera lo mismo contra el Mirandés.
Atilano recuerda claramente esa jornada, el ambiente en el campo y la presión que significaba jugar en un partido de tal envergadura. En un momento crucial, Atilano anotó un gol que no solo ayudó a su equipo, sino que también impidió que el Mirandés alcanzara su sueño de ascenso. Esa victoria provocó una explosión de alegría en el Tartiere, donde los seguidores del Oviedo esperaban con la esperanza de un milagro, que posteriormente se materializó al conocer el resultado del partido.
Casi cinco décadas después, Atilano mantiene una conexión con el Oviedo, especialmente en momentos de relevancia, como el partido regresivo que se jugará el 21 de junio entre Oviedo y Mirandés, donde el equipo asturiano tiene la oportunidad de conseguir un nuevo ascenso. Atilano brinda su apoyo y predice que, con el impulso del estadio, el Oviedo puede lograr la victoria, añadiendo una nostálgica conexión entre su pasado y el futuro del club.
Con la posibilidad de que el Oviedo alcance la Primera División, Atilano confía en que la historia se repita, creando un legado que sus compañeros y él podrán celebrar en muchos llagares de la región, recordando sus propias hazañas pasadas y creando nuevas memorias en el corazón de los aficionados. La historia del fútbol asturiano sigue viva, y Atilano se mantiene como un símbolo de esperanza y determinación en el deporte.